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Siempre...

Siempre...

8 de noviembre de 2017

Oscura Despedida


La neblina serpenteaba por todo el bosque mientras pequeñas gotas caían desde el cielo, el frío se hacia cada vez más fuerte a medida que la lluvia arreciaba, las nubes oscuras eran como olas turbulentas golpeado las montañas, los relámpagos azotaban los cielos en su furor y el viento susurraba oscuras melodías en aquella noche llena de misterios, en lo profundo, entre árboles y arbustos, estaba ubicada una pequeña cabaña,  de la cual sus ventanas golpeaban contra los marcos.

De repente, un grito angustioso y desgarrador retumbo contra las paredes, la puerta principal fue abierta bruscamente en tanto una persona cubierta por una capa salió corriendo para enfrentarse a los elementos naturales que hacían de las suyas esa noche. Las lágrimas se derramaban por aquellos ojos grises como nubes de tormenta reflejando la que se desataba en su interior, mientras corría la capucha negra que llevaba se cayó, dejando apreciar unos largos cabellos rizados del rico color del chocolate  sobre la cabeza femenina.

Los pasos apresurados golpeaban el agua de los charcos ocasionando un repiqueteo, mientras la lluvia se calmaba, la neblina intentaba abrazar a aquella figura entre sus gélidos brazos, pero la joven mujer se negaba a que se saliera con la suya, mientras su vos suplicante salió en un susurro “Por favor, no…”

Pero era tarde, sus hermosos ojos grises se abrieron de par en par horrorizada, mientras veía una escena que le quebró el corazón en mil pedazos, el suelo del bosque estaba empapado por un líquido rojizo, la joven negaba con la cabeza, mientras caía de rodillas al piso  en negación “No, no…” su shock era evidente “¡Noo!” su grito resonó en la espesura del boque, su mano temblorosa se acerco encontrándose con un espeso pelaje, sus dedos se enredaron en la sedosa melena oscura.

Las lágrimas se deslizaron por su rostro mientras ella tenía su mirada perdida en la nada, no se dio cuenta de que la miraban desde los arbustos apuntándole con una escopeta, el gatillo fue jalado, el disparo sonó profundamente y la bala hizo un silbido contra el viento. Los ojos grises se clavaron en los marrones de su victimario, le sostuvo la mirada en tanto la bala llegaba a su pecho, sin hacer ningún esfuerzo por esquivarla “Te convertirás en lo que has querido destruir sin razón y sin motivos, esa será tu maldición”. El sonido de un cuerpo cayendo con sangre saliendo a borbotones desde su pecho hizo eco en la noche y en los oídos del agresor.
Las nubes dieron pazo a la luna llena, dejando ver una triste escena en la que diez lobos yacían sobre la hierba muertos con sangre a su alrededor, unos ojos grises contemplaban a un hombre dejando caer la escopeta con la que perpetro el hecho, observando como abandonaba su forma humana y tomaba la de un lobo de pelaje marrón.

“Vagaras sólo hasta que pagues por tus crimines” fueron las últimas palabras de la joven, que tomo la forma de una loba blanca de ojos grises, la que dejo salir su último aliento, yaciendo junto a su manada con la que gozo la bendición de la libertad en aquel bosque, a quienes les haría compañía ahora en la muerte. La luna fue testigo del aullido profundo y culpable del nuevo lobo que se lamentaba por su maldición.


Fin


Oscuro Tormento


Aquella sed mortal la consumía, la rabia le daba fuerzas a su cuerpo, un impulso para buscar consuelo en una venganza, quizás vana, sus entrañas se retorcían consumidas por el odio añejo resultado de tantas traiciones, engaños y mentiras. Incluso aquel quien creyó la sacaría de su agonía, le dio una peor.

“No hay don alguno en la vida eterna” susurro a la noche contemplando con sus ojos tormentosos las estrellas en medio de la oscuridad, su senda, su hogar, su única compañía, alejada de todo y de todos, pues no podía dejarse llevar por aquellos sentimientos tumultuosos que amenazaban con destruirla como una fiera tormenta en medio de un mar encrespado a un pequeño barco de papel. Apretó los puños hasta que los nudillos se le pusieron blancos, aguantando la tentación, aquel susurro en invitación “Bebe, consume esas insignificantes vidas, destrúyelos” negó con la cabeza alejando esas voces atormentadoras de su mente, aquel impulso “Mata, destrúyelos” Aún seguía escuchándolos.

Sacudió la cabeza, ocasionando que sus rizos rojizos flotaran en todas direcciones, luego abrió los ojos sin darse cuenta de que los había cerrado y miro hacia arriba, la luna no le acompañaba en su noctambula visión “Me queda el consuelo de ver las estrellas” se dijo y soltó un suspiro agradeciendo que esa noche no estuviera nublada, pues necesitaba que la consolara el cielo estrellado.

“Acaba con ellos, saborea el poder” Otra vez escucho el murmullo insidioso de esa hambre que la destruía noche con noche, dejo escapar un sollozo y salto del techo desde el que contemplaba el paisaje nocturno de la ciudad, corrió convirtiéndose en un borrón, sintiendo el aire golpear en su rostro hasta que ocasiono que brotaran lágrimas de sus ojos grises como nubes de tormenta, voló en medio de la oscuridad, olvidando y buscando consuelo.

Tratando de escapar de su condena, siempre congelada, detenida en el tiempo, en medio del frío y la oscuridad, con ojos vacíos observo una vez más el mundo a su alrededor, en medio de cruel maldición todo cambiaba, menos ella. Fuera de lugar y cuestión, vacía existencia, una estatua eterna, que no se consume en el tiempo, esperando una salvación, la liberación de su cárcel.


Fin



Llamada Oscura



Miles de pensamientos se aglomeran en mi interior, son una tormenta que atacan mi mente y corazón, no se de donde vengo ni a donde voy, estoy perdida en un océano de dudas e inseguridades, no comprendo que hago en este lugar cuando en mi mente otra es la escena que se debería desarrollar, cuando otro es el paisaje donde he podido habitar.

Camino haciéndome invisible, intentando que mis pasos no sean escuchados, conjurando a un manto de neblina para que me cubra, estableciendo sortilegios bajo la luz de la luna para  pasar desapercibida, la noche mística es mi fiel amiga, sabe todo de mi, resguardándome bajo sus alas tan negras y brillante como las de un cuervo, mensajero de la oscuridad.

Mis ropajes combinan con la noche negra plagada de estrellas, mis ojos podrían asustarte, mi cabellos brillan como plata lunar, no debes de preocuparte pues no me podrás mirar, a menos de que las horas noctambulas emitan su llamado hacia ti.

Los brazos abiertos de la madre de la noche te recibirán, si eres digno de formar parte de nuestro mundo, podrás caminar por aquellos misteriosos senderos reservado para los elegidos, déjate llevar, saborea aquel néctar exquisito, cobrizo y almizclado que la guardia nocturna te regalara. Cierra los ojos, no hay nada a tu al rededor, estallan el frío y el calor, se mezclan como un espeso almíbar dos corazones, haciéndose uno solo.

A lo lejos se pueden escuchar las mareas, las olas del mar rompiendo contra las rocas, dos entidades se funden en una sola, ardiendo como el magma de los volcanes, la noche nos llama, nos hechiza para que nos entreguemos a sus secretos, las redes de las arañas de cristal nos entretejen, nos atrapan en su juego, en su protección.

En brazos uno del otro, se estremecen las galaxias, se genera la explosión del cosmos.

Fin