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Siempre...

Siempre...

13 de septiembre de 2012

Juramento Oscuro



Las lágrimas se deslizaban por su pálido rostro, su corazón era estrujado por lo que le parecía era un mordaza que le ahogaba, abrazándose a sí misma sentía una presión en la garganta que la sofocaba debido al llanto, los ojos ya le dolían de tanto llorar y el pecho se estremecía con cada sollozo.

Era tan injusto se decía a si misma, pero la vida siempre había sido así con ella, estaba sola, tan sola… -La oscuridad y el silencio me absorben- se dijo a si misma con un estrangulado sollozo. Sentía como la oscuridad se extendía a pasos agigantados a su alrededor y el silencio era algo ominoso.

Vestida con sus ropas negras casi se perdía en la oscuridad que predominaba en aquel cementerio, la neblina se arremolinaba en su entorno casi como brazos que pretendían alcanzarla, la luna estaba atrapada entre las nubes, lo que le quitaba claridad a la noche.

Suspiro lastimeramente, se inclino hacia la lapida y acaricio el nombre allí tallado con un gesto que hablaba tanto de amor que cortaba el aliento… Unas gotas de agua salada que rezumaban por sus ojos cayeron sobre aquellas flores que descansaban en  la  loza de mármol.

-Aún te amo, siempre te amare- las palabras salieron de su boca como un juramento, lleno de lamento y de dolor. El viento soplo con fuerza removiendo sus cabellos oscuros, haciendo sentir fría la humedad en su rostro, con la manga de su camisa se limpio los restos de agua salada.

 Se levanto lentamente, a regañadientes se alejo de la lapida, hizo una inclinación de cabeza… Busco entre sus ropas, en ese momento la luna escapo de entre las nubes, iluminando magnánimamente el lugar, sobre el césped brillaban gotas de rocío, el mármol pulido resplandecía bajos sus rayos.

Unos segundos después la pálida luz de la luna hacia brillar la lamina de plata de una daga con empuñadura de oro, alzada en el aire por la mano temblorosa de la joven con dirección a su pecho donde sentía un corazón muerto…

El silencio se hizo sobrecogedor, como una multitud conteniendo el aliento…  -Te amo- palabras que flotaban en el viento, salidas de la boca con un tono lleno de dolor desde el centro de su alma -Siempre te amare- estando a punto de incrustar el objeto cortante en su pecho, algo estremeció todo su ser y un escalofrió galopo en su cuerpo.

-Yo también te amo y nunca lo dejare de hacer- hablo una voz cautivadora, varonil y musical.

La joven quedo paralizada, muy lentamente se giro casi con temor y esperanza a la vez…  Esa voz, esa voz… Era inconfundible…

Cuando volteo sus ojos se abrieron de par en par, se los  restregó sin darle crédito a lo que veían sus ojos acaramelados. Cuando los volvió a abrir, su corazón casi se salía de su pecho, al contemplar aquella sonrisa de medio lado, esos ojos oscuros, ese cabello castaño acariciado por el viento, ese rostro… Las lágrimas volvieron a sus ojos como un torrente.

Se quedo paralizada cuando sintió algo frío que le acariciaba el rostro, alzo la vista y quedo atrapada en esos ojos negros como dos carbones encendidos –Soy real, estoy aquí…- fueron las palabras del hombre frente a ella antes de atrapar sus labios en un apasionado beso –Y te amo-.

Esas palabras la hicieron querer gritar de la emoción pero la duda la carcomía, enredo sus brazos en torno a ese cuerpo amado y al sentirlo sólido lo abrazo con más fuerza, no sabía si quería gritar, llorar, reírse o asustarse. –Pero ¿cómo yo…?-

Sintió uno dedos fríos sobre sus labios –Ahora amor mío, este paraíso oscuro esta a nuestra disposición- respondió el hombre, abarcando todo con su brazo señalando la noche y enroscando su brazo libre en torno de la cintura de la joven.

-Pero habías… Habías… Mu….- no podía pronunciar esas palabras, no al sentir ese calor que sólo le brindaban la seguridad de aquellos brazos, no cuando decir esas palabras era negar el gran regocijo que sentía en todo su ser.

-Alguien me dio una nueva oportunidad, para estar a tu lado- respondió el sujeto, la joven observo un destello rojo en esa mirada  y lo comprendió todo.

-Entonces ¿tenemos la eternidad por delante Raziel?- pregunta algo dudosa.

-Sí, si así lo quieres Julianne- él le contestó con esa sonrisa de medio lado que siempre le paralizaba el corazón.

Ella sujetando una de sus manos ahora frías y apoyándola sobre una de sus mejillas –Contigo hasta el final mi amor, lo juro- le dice con total seguridad.

El sujetando la mano con delicadeza, la acerca a sus labios y besa su dorso con una mirada cargada de tanto amor que le partía el alma –Te amo y lo haré eternamente, lo juro- susurro con voz sobrenatural.

Sobre la lapida de mármol, descansaban unas rosas blancas que en su centro resguardaban una rosa negra como la noche, una daga de plata y  unas gotas carmesí.

Dos figuras elegantes ser perdían en la noche de plenilunio y la oscuridad los absorbía… Desde entonces se convirtieron en un mito, en un arcano misterio.

Dejando detrás de ellos una lapida que rezaba:

N 21-10-1920    M13-09-1945

Raziel Merope

“Siempre Te Amare”
Eternamente Tuya Julianne P.




-Fin-

Apri Plenilunio
Derechos Reservados
“Paraísos Oscuros”