La lluvia se escucha sutil
en un baile gentil,
mientras las raíces se entrelazan
en una antigua danza.
Uniendo lo invisible,
fragmentos de un sueño
anhelo de encuentro
que se convierte en desencanto.
La verdad yace oculta
ante un mundo que no nos entiende,
ojos abiertos que no ven
y el corazón bajo candado.
A orillas del acantilado
expectación ante una posible caída,
acelerados los latidos
angustiosas las horas…
Un suspiro fugaz,
la vida es, nada más
antifaces y máscaras,
pasamos desaparecidos,
resuena el grito mudo.
Los ojos no ven nuestra verdad
ahogándonos en añoranzas,
de algo que quizás
nunca tocará la realidad.
Somos invisibles ante sus ojos,
ellos no nos comprenden
pero nada detiene
la melodía de nuestro torrente...
Apri Plenilunio
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