A veces nos
preguntamos ¿Por qué las personas no se muestran tal como son? ¿Por
qué las personas se fijan sólo en la parte física? ¿Por qué las
mentiras?
La mentira mata,
hiere, envenena, quita la seguridad a las personas, mella el
autoestima, mancha las relaciones, las amistades, la familia, el
matrimonio, porque nos mantenemos en el disfraz del que dirán,
ensartamos en demostrar quien tiene la mejor imagen, el mejor novio o
novia, la mejor pareja, el mejor cuerpo, la más grande belleza
física, ¿y que pasa con el alma? ¿No se supone que la mayor
belleza esta allí?
Pero el ser
humano prefiere vivir de la apariencia, ¿Por qué las personas no
muestra su verdad? Por miedo a no ser aceptados, por miedo a ser
juzgados, ¿Por qué usamos mascaras? Para escondernos del mundo,
para resguardarnos del dolor. La mentira nos lleva a ser espejismos
de lo que los demás quieren ver, si una relación se apoyara en base
a mentiras ¿eso es llamado amor?
El mundo es como
nosotros lo construimos, una fachada de la realidad, nos ocultamos de
nuestra verdad y buscamos crear a otros a nuestra imagen. El ser
humano es una criatura superficial, la apariencia es importante en
cierta medida, cuando se trata de estar bien presentados, no cuando
esta apariencia se coloca en la cúspide de la lista de cosas
importantes, el cuerpo se muere y se pudre. El alma es eterna, si
ella se marchita no se salvara tan fácilmente. Todos y cada uno de
los mortales, somos terrenales y espirituales.
El ser humano es
una criatura mixta de dos mundos, el espiritual y el terrenal, ¿Cuál
es el mas importante? El que nos acompañara a la eternidad o el que
nos perseguirá a la siguiente vida, según las creencias.
La vida es ahora,
todo lo que hacemos tiene un precio. Nosotros mismos somos nuestro
propio obstáculo, dinero, fama, poder, apariencia, imagen, moda
¿Dónde quedan cuando nos llegue la hora? … EL amor, el dar, el
cuidar, el respetar, el ser real, la verdad, es decir nuestras
acciones, lo que tenemos en nuestro corazón es lo que nos llevaremos
a la eternidad.
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