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Siempre...

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19 de mayo de 2013

“Onírica la Noche”



Siento que ya no puedo más, que me hundo en un mar profundo que me absorbe como la misma oscuridad de esta noche gélida. He caminado ya tanto tiempo, que mi alma cansada ya casi no le puede dar fuerza a mi cuerpo… Sigo caminando en esta noche larga, escondiéndome del día pues en el pereceré, vivo en un letargo, pero es que en realidad no vivo… Camino, me alimento de ese líquido que sacia me ávida sed, pero en realidad resulta ser veneno como las palabras insidiosas que matan las almas, pues me mantiene atada a un destino oscuro, solitario… 

Somos incomprendidas las criaturas de la noche, yo no le quito todo a nadie, ni la vida sólo un poco de esa sustancia oscura y almizclada en muchas ocasiones, pero la persona luego ya no recuerda nada y llega segura a su casa, un poco más cansada de lo normal… Pero nada que no mejore con comida y un buen descanso, que me aseguro que tenga infundiéndole un sueño profundo y relajante…

Tengo todo lo que necesito, pero no lo que tanto he deseado… Algún día nos encontraremos en está noche onírica y permaneceremos juntos por la eternidad, antes me decía esas palabras con seguridad, pero ahora en este camino me resigne a no encontrarte, porque quizás ya te me perdiste en las redes del tiempo.

Camino sobre los muros de la ciudad, observo las maravillas de la noche, la luna me acompaña regalándome misterio, silencio, frío y poder. Pero todo eso no lo comparto, pues no tengo con quien hacerlo. Allí los… escucho a mis otros compañeros que igual que yo viven en las horas noctambula, los siento cerca pero no los veo y cuando lo hago se que no son ellos. Son parte de mis noches pero no de mi vida.

Otra noche más que llega a su final y vuelvo a mi refugio una cueva subterránea oculta, con todas las comodidades de una mansión al igual que riquezas acumuladas en siglos de vivir en este mundo, observando los cambios y como se consume a si misma la humanidad, llevándonos a todos nosotros con ella, que sin que lo sepan también formamos parte de ellos y de su mundo, uno que no es respetado como tal. Pues muchos no conocen la comunión mágica que podemos tener con la tierra y disfrutar de los placeres de sus magníficos dones.

A punto de entrar a mi morada, escucho esa voz… Vaya que sí la escucho y mi ser se estremece por completo,  al pasar cerca de un árbol le veo y si pudiera desmayarme lo haría, pero no es el momento ni me resulta así de fácil, mucho tiene que ser la debilidad para que suceda aquello.

-Es hora de reencontrarnos en las redes del tiempo y las poderosas horas nocturnas, con la luna y las estrellas como testigo- palabras entonadas en ese acento, con ese tono ¡oh esa voz bendita de mis sueños! Esos ojos me observan fijamente y esos pozos profundos, ventanas del alma, son los que me han mirado tantas veces en los sueños.

 -Creí que no llegarías- le digo con palabras incrédulas.

Él sonríe de medio lado descruzando sus brazos para rodear mi cintura y si no fuese una criatura de la noche como él, me hubiese preguntado en que momento se movió -Ya era hora ¿no crees?- ambos reímos -Ahora no pienso perderte, ni en la otra vida… Para siempre-

Sonrió conmovida por todas las imágenes que danzan en nuestras mentes, le respondo con un -Para siempre- y sellamos la promesa con un beso.

Y yo que ya había aceptado mi destino de soledad, pero ahora compartimos este paraíso oscuro… Que ningún mortal imagino.

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