Camino
sobre hielo delgado, entre la perdición y la redención. Transito en
la oscuridad de la noche, oculta por su manto de sombras, el bosque
parece un lugar encantado con las cortinas de neblina serpenteando
entre los arboles, las melodías de las horas nocturnas son como un
latido proveniente de la naturaleza...
Observo
todo a mi alrededor con un aire ausente, las cosas se mueven
constantemente mientras yo permanezco congelada, suspendida en el
tiempo... Mi corazón frío discurre adolorido en la ausencia, estoy
muerta en vida, es mi penitencia.
He
sentido como gota a gota mi sangre fluía sobre el mármol, como
miles de cuchillas atravesaban mi piel, la manera en que mi garganta
ardía a causa de mis inútiles gritos ante la agonía que me
consumía, el fuego me quemaba con saña, yo sólo quería que la
muerte se apiadara de mi y me tomara entre sus brazos, alejándome
del dolor. Pero esa no era su intención, nadie se apiadaba de mi
sufrimiento.
Pero,
finalmente... Las cadenas de mi sujeción, el veneno en mis torrentes
sanguíneos, el dolor y el fuego, explotaron en un golpe final de un
ariete que me levanto del suelo y me dejo caer de nuevo con un sonido
sordo, para que me percatara de que la temperatura del mármol
igualaba la de mi cuerpo.
Me
dieron la bienvenida al mundo de la noche con los brazos abiertos,
ante mi un nueva “vida” se desplegaba como las alas perezosas de
un imponente cuervo, abrí mis ojos ahora rojos como aquel liquido
granate que me daría vitalidad... Con cierta vacilación y sintiendo
las lágrimas picar en mis ojos pero sin salir con miedo a ser
congeladas o simplemente, ya desde antes era más fácil hacerlas
retrocedes que liberarlas a su traición de revelar mi debilidad.
Sigo
aquí, esta noche me he despertado con unos ojos grabados en mi
mente, una mirada bicolor entre el dorado y el verde, tus ojos... Mis
esperanzas se renovaron, la chispa que casi se había convertido en
cenizas, se encendió de nuevo en una hoguera, después de tanto
tiempo en que ya me había resignado a creer mentira la promesa
hecha por mis “creadores” de que en está vida encontraría a mi
otra mitad.
Estoy
cerca amor mío, cada vez más cerca, puedo sentirte, todo tu ser me
atrae y cuando te des cuenta, comprenderás que seré tan tuya como
tu serás mío. Un beso para ti, uno nada más... Mí compañero
eterno.
Apri
Plenilunio
Derechos
Reservados
“Paraísos
Oscuros”