Sentía
que me ahogaba, que ya no podía respirar en ese océano oscuro y
turbulento, plagado de un miedo paralizante y subyugante, me
absorbía como la misma penumbra devora al sol cada noche…
Hambrienta, sedienta, así la oscuridad se tragaba a la luminosidad
de los pequeños puntos de luz frente a mí, que desaparecían como
si nunca hubiesen existido…
Mi
corazón pesado como forjado del metal más duro y ha pesar de todo
dolía, dolía… Con un dolor tan profundo y agobiante, que deseaba
simplemente la liberación, como si la muerte fuese la más gloriosa
redención.
Las
gotas de lluvia cansinas recorrían mi piel, el peso de mi cuerpo se
hacia mil veces mayor, danzaban con el viento en lenta agonía las
garras de la dolorosa tortura, se disgregaba en el torrente de mis
venas la ponzoña de dolor… Respirar se hacia cada vez más
difícil, escuchaba las gotas caer en una explosión golpeando mi
corazón, el mar y los océanos palpitaban ávidos de mi último
aliento, débil, agonizante…
Sedientos
estaban aquellos entes oscuros de mi agonía, pedían que la sangre
que martillaba en mis venas se precipitara hacia el suelo,
mezclándose con las salinas mareas de sufrimiento en carmesí… El
azul, aquel color cristalino casi invisible, tenía un sombrío matiz
que devoraba como fiera hambrienta las esperanzas y el amor…
Estalactitas
luminosas se retorcían desde el techo que era mi prisión, de marfil
y marrón, enredaderas verdes se entrelazaban alrededor de mí ser,
buscando sanar la herida profunda que yacía en mi interior… Un
grito de dolor, perturbo el melodioso silencio de la cueva, un
latigazo doloroso se precipito por todo mí ser…
La
noche cobijo la mudez entre sus brazos, canturreando una antífona
mística de magia y… Una explosión de colores se hizo presente, se
extendió la bulliciosa canción de las entidades mágicas en la
noche de plenilunio, al fin… Se abrió la crisálida de estertor,
escapando, volando, lejos… Muy lejos, la mariposilla nocturna de
alas multicolor…
Las
raíces de verdes matices le soltaron luego de la renovación, el
frío se volvió calidez, el granate dio paso al diamante, la
esperanza vivía y el amor florecía… Ente nocturno, encontró lo
que buscaba y la luna fue testigo de su renacimiento…
Plata
la noche, ónix la oscuridad, buscando tus ojos, los encuentro, tenlo
por seguro, en brazos uno del otro… Brillaran las estrellas.
Apri
Plenilunio
Derechos
Reservados
"Paraísos Oscuros"
“Paraísos
Oscuros”