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Siempre...

Siempre...

15 de mayo de 2016

El Caso


Un grupo de investigadores estaban en una casa, buscando pistas para esclarecer un crimen sobre la desaparición de una joven heredera. El detective que lideraba la investigación se llamaba Esteban Bellagio, además del grupo compuesto por varias personas especializadas en el área, como medicina forense, estaba incluida una joven que había ayudado a la policía a resolver casos por el don de la clarividencia que poseía.

-Estoy segura, él fue quien lo hizo- dijo la joven de ojos chocolate.

-Pero necesitamos pruebas Sofía- repuso el detective.

-Acabamos de llegar Esteban, estoy poniéndome a tono con la casa- mirando alrededor de la gran mansión donde se encontraban –Hay muchas cosas que percibo-

-Bueno, ya asigne las tareas para investigar la mansión- Expuso -Entonces dejaré que…- la joven le hace una seña con la mano para que guarde silencio.

-Espera…- dice y camina sin una dirección aparente, Esteban la sigue comprendiendo que ha percibido algo.

Pasan por diversos pasillos, suben unas escaleras, salen a un patio, pasan por una piscina y tras la propiedad hallan el mausoleo familiar, Sofía se detiene finalmente, en un terreno con apariencia abandonada dentro de la propiedad, a orillas de un barranco que daba a un río. Se detuvo, de camino allí, la habían seguido Esteban y dos investigadores más.

-Aquí…- Dijo Sofía y señalo hacia al suelo.

El detective se dirigió a los otros hombres que lo acompañaban –Comenzaremos por aquí, Pérez, Ortiz… traigan las cosas-

Los hombres se marcharon a hacer lo mandado y Esteban se dirige a Sofía que estaba con la mirada perdida, él enarca una ceja… Confundido por la actitud de la joven, hasta que ella cae el piso, en una especie de ataque de asfixia…

-Él hombre, él, la ahogo- Decía tumbada en el suelo.

Esteban se apresuro a tomarla en sus brazos y llevarla dentro, mientras le decía cosas para calmarla, se dirigió a la casa y busco una habitación donde pudiera recostarla.

-Cada vez me digo que no te permitiré ir a una investigación- Suspira frustrado -Pero termino cayendo en lo mismo- dice él mientras la recuesta en la cama.

-Yo… Sólo quiero ayudar- responde respirando mejor.

-¿Estás bien?- Pregunta el detective acariciando los cabellos oscuros de la joven.

-Mejor cariño- responde Sofía con un bostezo –Pero ahora tengo sueño-

-Quédate a descansar aquí, enviare a una de las muchachas para que te acompañe- le da un beso en la frente –Nos vemos-

-Nos vemos- susurra quedándose dormida.

“Cada vez percibe con más intensidad las cosas, tengo que evitar que siga haciendo esto, le hace daño” piensa Esteban mientras se va.

Horas después…

Sofía despierta y ve a una de las jóvenes que venían en el grupo, mirando por la ventana…

-Hola Barb…  ¿Dónde están todos?- pregunta mientras se levanta de la cama.

-Que bueno que te despertaste, Esteban está preocupado por ti- dijo la joven.

A lo que Sofía apenada se sonrojo un poco, sentía que daba molestias.

-Los demás están por comer algo- agrego Barbará.

-¿Tú ya comiste?- cuestiono interesada.

-Por su puesto, pero no de lo que están preparando esos hombres- responde señalando la puerta riéndose.

-Entonces iré a ver que coman algo decente- alude riéndose.

-Les tienes mucha paciencia Sofía- Afirma sonriendo.

La aludida sólo sonríe, niega con la cabeza y sale de la habitación…

-¿Qué están preparando?- pregunta curiosa al entrar al comedor improvisado.

-Ya veo que volviste al mundo de los vivos Sofía- bromea Pérez y agrega señalando algo que estaba a punto de  rebanar.

-La lechuga se lava primero Pérez, dame acá- tomando la lechuga y un cuchillo –Yo lo hago-

-Tu mujercita es mandona ¿no Bellagio?- dice con burla uno de los investigadores

-¿No tiene hermanas?- Pregunta Ortiz

-Ya quisiera una como ella- Agrega Pérez acercándose al grupo.

-Pero recuerda, que ella es mía- respondió el detective lanzándoles una mirada mortal a todos, quienes se callaron.

Mientras en el fregadero cercano, Sofía estaba lavando la lechuga para trocearla, luego de hacerlo, lo deposito en un recipiente, se acerco a una de las mesas y tomo un panecillo dulce relleno, pero a penas lo probo le supo feo y no pudo evitar escupirlo. Dando como resultado que algo de eso cayera en una “evidencia”.

-Debes tener más cuidado- Regaño el detective –no olvides en donde estás-

Sofía se sonrojo y se sintió muy apenada, así que sólo dijo un rápido –Que nadie pruebe esos panecillos, están dañados- Saliendo rápidamente del lugar, sintiéndose culpable y percibiendo empáticamente la molestia de su pareja.

Sofía obtuvo una botella de agua de una nevera portátil, tomo un poco de agua, se sentó en el piso mientras decía -¿Qué me pasa? Estoy siendo demasiado torpe y no estoy ayudando en nada…- de repente la botella que sostenía rodo al piso y ella se quedo dormida allí.

-Eres demasiado rudo a veces- Dijo Pérez quien era un hombre mayor, a Bellagio –Deberías hablar con ella, esas “evidencias”- Haciendo el gesto de comillas en el aire -No son realmente importantes, pues no nos llevan a nada-

El detective no respondió y dando un gruñido fue en busca de Sofía.

Cuando la encontró arqueo las cejas y se consterno al verla dormida en el suelo al lado de la nevera portátil, se inclino al lado de Sofía para despertarla, al hacerlo le toco la frente y estaba sumamente caliente, la tez de la joven estaba pálida. La tomo en brazos, con lo que se fijo en sus labios que estaban morados. Así fue como una sospecha hizo que su estomago se tornara pesado y su corazón se estrujara de temor.

-¡Pérez! ¡Ortiz! – Grito y enseguida llegaron los mencionados.

-¿Qué sucede?- Cuestiono uno de ellos.

-Los panecillos que probo Sofía, que nadie coma de ellos, sospecho que están envenenados- respondió alterado.

Ambos hombres lo miraron impactados.

-¡Averigüen de donde salieron! ¡Yo tengo que llevar a Sofía al hospital- Ordeno.

Los hombres asintieron y se fueron a hacer lo pedido. En tanto Esteban se dirigía rápidamente al hospital con su preciosa carga.

Una semana después…

-Eso amor, abre los ojos- animaba la voz.

Era lo que escuchaba una joven que despertaba en un hospital, abrió lentamente los ojos acostumbrándose a la luz, cuando pudo hacerlo bien, se encontró con un rostro cansado que le sonreía.

-Eso Sofía, al fin estás despierta- dice aliviado el hombre.

-¿Me quede dormida de nuevo?- cuestiono con voz patosa y con una sonrisa en el rostro.

Sintió unos brazos que la rodeaban –Casi te pierdo Sofía, no sabes que susto me has dado-

-¿Qué paso?- pregunto tratando de sentarse, recibiendo ayuda inmediata de Esteban.

-¿Recuerdas los panecillos?- al ver que ella asintió, prosiguió –Resulta que estaban envenenados, alguien los dejo allí para dejar al equipo de investigación… Fuera de combate- explico acariciando el cabello de Sofía.

-Es bueno que nadie más los haya probado entonces- Expuso pensativa la joven.

-Casi mueres Sofía- le regaña aun recordando el temor que sintió.

-Pero no lo hice amor- lo abraza.

Luego de un rato de caricias y besos.

-¿Qué paso con el caso?- cuestiona la  chica de ojos chocolate.

-No hemos llegado a una conclusión clara- responde resignado el detective.

-Tengo que volver allí- asevera la joven.

-Pero Sofía, acabas de despertar- refuta el ojigris.

-Estoy bien, llama al doctor para que lo compruebe- contesta Sofía.

-No solucionaremos nada con…- rebate, pero es interrumpido.

En ese momento llega el doctor que atendía el caso de Sofía, la revisa y para alegría de ella la da de alta. Esteban la ayuda a alistarse, justo en el momento que se van a ir…

-¿Por qué no le crees? ¡Confía más en ella!- Se escucharon en la habitación las  exclamaciones molestas.

-¿Qué? ¿De q…?- Esteban se queda mirando los ojos Sofía que han cambiado su habitual tonalidad chocolate a un azul ultramar.

-¡Te mostrare que ella tiene razón!- Exclama molesta la voz cambiada de Sofía.

-¿Qué pasa aquí?- cuestiona aturdido.

-Vamos- toma la mano del detective –te llevare al lugar donde sabrás la verdad.

El anonadado detective no tiene otra opción que seguir a la joven.

Aproximadamente una hora después…

El detective y la vidente, llegan al mismo lugar que la última había señalado anteriormente.

-Ya hemos revisado aquí- expresa Esteban escéptico.

-Sígueme- ordena la joven y comienza a bajar por la peña.

-Espera, es peligroso- trata de detenerla preocupado.

-No y yo no dejare que nada le pase ella- Contesta decidida.

Nuevamente al detective no le queda más que seguirla y para su sorpresa es guiado hacia una cueva, que quedaba justo debajo del lugar que había señalado Sofía.

-Entre señor detective- dice la sarcástica vos –Yo no quiero volver a ver ese lugar- así sale de allí la ahora ojiazul.

Minutos después, el detective le da alcance sorprendido y confundido, había encontrado todas las respuestas del caso en ese lugar...

-¿Sofía?- cuestiona incierto.

-Aún no...- responde y clava sus ojos azul oscuros en él –El lo hizo, para quedarse con mi dinero… ¡Ja!- Deja ver una amarga sonrisa- ¿Acaso no sabía que yo le habría dado todo porque lo amaba?  Los humanos pueden ser tan tontos-. Suspira y agrega en tono amenazante -Detective, cuide a su Sofía, la verdad me vi tentada a llevármela pues usted no la aprecia, pero más le vale que lo haga o no lo dejare en paz y resuelva esté caso para que yo pueda descansar-

-¿Quién eres?- Pregunta dudoso.

-Pensé que era un detective, soy Helena- responde jocosa.

-¡Helena!- Exclama sorprendido.

-¿Acaso no sabe de lo sobrenatural teniendo una esposa con semejante don?– Al ver que iba a replicar lo calla con un gesto –Soy un espíritu detective, un ente, un alma– se calla un momento y agrega- Ella ya está cansada, sosténgala- Esteban lo hace de manera autómata –Cuídela detective- los ojos de Sofía vuelven a ser chocolate.

-¿Estás bien Sofía?- cuestiona preocupado el ojigris.

-¿Qué hacemos aquí?- Pregunta Sofía.

-Luego te explico, ahora necesitas descansar- responde mientras la carga en sus brazos.

-Sólo tengo un poco de sueño- repone la de ojos chocolate cerrándolos.

-Duerme que yo te cuido amor mío- le dice mientras ella se queda dormida, el detective la contempla un rato, le da un beso en la frente y regresa a su casa.

Así pues el asesinato de Helena Olimpia, fue resuelto gracias a Sofía y a la misma Helena, que tomo el cuerpo de la joven prestado, para darle respuesta a las preguntas inconclusas, demostrarle a Bellagio que Sofía tenía razón y para ella, Helena, poder descansar en paz al fin. El causante de la muerte de la heredera de la fortuna Olimpia había sido su propio esposo, Federico y él mismo fue quien trato de envenenar al escuadrón de investigación de la policía central. Fue condenado y encarcelado, pagando sus crímenes bajo las leyes humanas.

Dos años después…

En un hospital se escuchaba el tenue llanto de un bebé recién nacido, los ojos chocolate de su madre la miraban enternecida y los de su padre orgulloso por su esposa e hija.

-¿Cómo la llamaremos entonces?- Cuestiono el hombre besando los cabellos oscuros de su esposa y acariciando la cabecita de su recién adquirida hija.

-Helena- responde la dama sonriendo.

-Helena Esperanza Bellagio será entonces- dijo negando con la cabeza, sonriendo… No había podido quitarle la idea a su mujer de la cabeza.

-Bienvenida al mundo, pequeña brillante esperanza- arrulla Sofía abrazando y besando a su pequeña.

Gris y chocolate se encuentran, así los recientes padres se besan con su hija entre sus corazones.

-Fin-
Apri Plenilunio

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Partida

Amó,
amor,
tú amor beberé
como el manjar de los dioses
le robare a cronos el tiempo
y al viento sus alas,
seré la poseedora
de las gracias
y nunca más
volverás a saber de ella…

Sumergida en el océano más profunda,
no sabré nada más…
Casi es hora,
el anochecer se acerca.


Adiós amor mío…

Apri Plenilunio
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