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Siempre...

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6 de enero de 2011

DANGEROUS LOVE II Juego Peligroso



II

Juego Peligroso


Poco a poco mis intentos de acercármele no eran tan infructuosos como esperaba, hasta aquella noche de luna llena en la que me encontraba sobre una azotea observando la forma en que estaba vestida de una manera diferente a su cotidiano atuendo que consistía en un pantalón ajustado y camisa negros, su chaqueta azul marino, sus botines negros hasta la rodilla y unas gafas oscuras que ocultaban sus hermosos ojos café oscuros, su cabello negro sujeto en una alta coleta y bajo esas ropas su piel morena de la cual percibía un aroma que me fascinaba.
Esta vez llevaba una mini falda negra de cuero, un top rojo como la sangre y un sobretodo negro, unas medias de malla, unos botines altos, el cabello suelto y peinado sensualmente, sus labios resaltando como el fuego... de las veces que la había seguido era la primera vez que la veía así y hasta ese momento realmente una sola vez la vi cazar y eso fue cuando un vampiro la ataco en un callejón me sorprendió la agilidad con que lo derroto.

Así que la seguí con la mirada y la vi entrar a un bar que estaba escondido entre las sombras, me sorprendía al ver el nombre del antro BloodMoon, la vi entrar a aquel lugar y de un salto baje de la azotea del edificio, quería saber que pretendía entrando allí sola, así que la seguí, al entrar la vi sentada en la barra del bar que era iluminado por una tenue luz, allí habían vampiros y lobos buscando presas para alimentarse sin saber que irónicamente las presas podrían ser ellos, sinceramente me dio algo de risa la situación que ilusos ellos que pensaban ser tan perspicaces. En parte me preocupe por Ania la vi allí sentada coquetamente, su piel morena entre las sombras, sus ojos café y sus labios que como el rojo de la sangre me tentaban.

Ese lugar era uno de los preferidos por lobos y vampiros para buscar victimas, a algunos vampiros les gustaba la sangre de lobos pero no todos se atrevían a enfrentase a un lobo y menos en noches de luna llena. Sigilosamente me acerque a ella y me senté a su lado, quería percibir su deliciosa fragancia mas de cerca, ella al sentirme cerca volteo hacia mi para no darme la espalda, lógicamente sabia lo que hacia, no le daría la espalda a un posible agresor, antes de que yo pudiera esconder mi mirada y se viera el brillo de mis ojos ella me dijo -¿Quieres tomar algo?- (pregunto la cazadora observando a un hombre de piel clara, cabello y ojos negros delante de ella), me quede paralizado por su dulce y seductora voz como de una sirena llamándome a la tentación… También note que yo no era el único que percibía su exquisito olor y el de su sangre que presentaba un maravilloso atractivo, no me gusto mucho la forma en que la miraban así que corrí el riesgo de sacarla del lugar y así fue como seguí su peligroso juego de seducción. -¿Qué te parece si vamos a un lugar mas cómodo?- Le dije, ella me sonrió de una manera que me estremecía de pies a cabeza, nunca había estado tan cerca de ella y de su piel suave hasta este momento… Luego ella agrega –Me parece buena idea- y me guiña el ojo, la tome del brazo y roce su piel de la suavidad del terciopelo, en parte me inquietaba el paso siguiente que venia en esté baile mortal.

Salimos del lugar y ella pretendía dirigirse al callejón cercano, ya entendía su juego, así que quise cambiar la partida -¿Qué te parece mejor si vamos a mi casa?- Le dije, en ese instante note que titubeo… -No tengas miedo preciosa yo no muerdo- le dije, ella me observo y dijo –Tu no tengas miedo que yo tampoco muerdo… mucho- y rio pícaramente –Bueno y ¿Qué piensas? A propósito mi nombre es Adolf- Vi una mirada de asombro en sus ojos café, por lo que notaba no era frecuente conocer el nombre de sus victimas, pero yo no pretendía ser una victima –¿Y tu nombre?- Reaccionando de la sorpresa y me respondió –Soy Ania y no me ando con juegos, creo que es mejor que me valla-.

No pretendía dejarla ir, así que la tome del brazo y la acerque a mi –¿A que juegos te refieres? ¿Acaso no te gusta la caza?- le dije sonriendo sumergiéndome en un juego del que no sabía si podría escapar -¿Acaso a ti te gusta ser presa?- Me dijo seria, y yo le respondí –No la mayoría de las veces soy el cazador, pero esta vez no quiero que haya ni presas ni cazadores- Ella me miro fijamente, si ambos sabíamos quienes y que éramos, en ese momento nos rodeo un ambiente indescriptibles y nos miramos fijamente a los ojos, le dije -¿Y a donde quieres ir?- Ella quedo sorprendida al saber que pretendía seguir con el juego, aunque también quería saber que pretendía yo, ya que había interrumpido su misión en el bar, me respondió –A tu casa entonces- me percate que se acercaban unos odiosos lobos así que la subí al auto que usaba y me dirigí a mi apartamento de la ciudad, mi casa quedaba a las afueras de la misma cerca de la montañas.
Entramos al estacionamiento del edificio, estacione el auto, baje y le abrí la puerta, la tome de la mano, ella comenzó a dudar, caminamos hasta la puerta del ascensor, marque el número del último piso donde quedaba mi apartamento temporal, voltee hacia ella y note que me miraba intrigada de pies a cabeza, yo sonreí y me le acerque… Ella me dice mirándome con sus ojos profundos y el movimiento de sus seductores labios -¿Qué pretendes?- yo le respondo con sinceridad –Lo que tu quieras dejarme pretender hermosa…- ella sonrió e incluso note que se sonrojo. El silencio nos rondo un rato hasta que el ascensor se detuvo, la tentación de probar el néctar de sus labios me tenia loco, así que me acerque a ella y la bese, pensé que se resistiría, pero para mi sorpresa rodeo mi cuello con mis brazos y pude sentir un beso apasionado, al hacer esto una de sus armas cayó al piso, nos separamos y nos miramos pensando en lo siguiente que pasaría, pero yo la quería para mi desde el primer momento en que la vi la ame, no pretendía dañarla así que…


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