UNA CARTA DE DESPEDIDA

UNA CARTA DE DESPEDIDA…

Hola Gabriel. Un saludo amoroso.
Escribo esto porque muchos pensamientos pasan por mi mente… No se que hacer con esto que llevo dentro… Tal vez sea mejor dejar esto así y decir adiós, la mejor opción… ¿de verdad su merced cree que esto llegue a alguna parte? Se que tiene sueños, pero tal vez esos sueños sean simplemente eso… Y yo también tengo sueños, pero pues como dicen “Sueños vana ilusión” Mis lágrimas son por la tristeza que siente mi corazón y el debate interior que se suscita en el, seguir o renunciar… Borrarle de los lugares en donde está en mí, no recibir ni contestar sus cartas el único medio con el que se puede comunicar conmigo, cerrar este capitulo que me rompe el corazón y morir un poco al decirle adiós… Es que, cada día es peor el dolor de seguir soñando con imposibles como siempre lo he hecho, de esperar algo que, tal vez, a mi no me corresponde… Si de idilios imposibles sabré yo, sonrió al decir esto último, observando los toros desde la barrera, pues a mí… A mí me ha dominado la soledad, ha sido mí constate amiga y enemiga, es más he aprendido a vivir con ella, ella me ha acostumbrado a su presencia.

He sentido muchas ausencias a solas en mi habitación, con mi almohada como confidente ¿Por qué buscas lo imposible? Me pregunta ella ¿Por qué buscas el sufrimiento? Pero no es mi culpa le contesto yo a ella… Sabes que me he refugiado en ti para evitar… Ya sabes que quiero decir querida amiga… Siento que muero a cada paso, que se da dentro de mis bosques y de los pasillos de mi palacio ¿lo recuerdas? Como aquella vez, hace mucho tiempo bajo la lluvia en aquel castillo de pisos blancos y amplios ventanales, en la que tú eras mí consuelo cuando las lágrimas se mezclaban con la lluvia…

Estas fueron las letras que le iba a enviar antes de saber lo que le contare y antes que me dijera: “Te amare par toda la vida y esperare lo que sea necesario… Luchare por ti…” ¿lo recuerda Gabriel? Cuando se fue de mi lado… Cuando quise decir adiós y dejar todo inconcluso, para cuando… Destino se dispusiera a dejarnos en paz, a olvidar los días que teníamos que recorren en carruajes para vernos unos breves minutos y que en cada despedida se rompiera un poco más el corazón… Que tantos meses sin vernos y comunicarnos por cartas no tuvieran recompensa alguna, que irónica es la vida… Su merced viene camino hacia mí sobre su caballo, mientras yo agonizo por esta enfermedad que ha atrapado mi corazón, el doctor dijo: “Su corazón no aguantara más, por mucho tiene una semana…” así es, mi corazón estaba enfermo, ni el amor que le tengo ha podido ayudarlo a sanarse, apenas su merced lo supo emprendió viaje para llegar a mí… Pero su viaje dura una semana y eso es lo que el doctor a previsto que me queda de vida, después de querer decirle adiós y terminar con nuestra difícil relación en la cual nos mantenía unidos un gran amor que hacia estremecer mi corazón y muchas veces paralizarlo, ahora me arrepiento de pensar en despedirme de su merced sin darle razones… Porque ahora es la muerte la que me quiere separar de su lado, a mí que lo esperaba todos los días sonriente en mi balcón observando aquel anillo plateado que coloco en mi dedo antes de subirse a su carruaje y prometerme que volvería por mí, para ser felices y amarnos por el resto de nuestras vidas… Luego de decirle que tal vez seria mejor el adiós, esperaba día tras día su regreso y leía un millón de veces las cartas que me envió…

Ahora, es la muerte la que me quiere separar de su lado, tal vez nos volvamos a encontrar en otra vida… Mi amor, sí eso has sido, me sacaste de la soledad y aunque he sufrido por amarte no cambio todo lo que vivimos… Si lees esta carta, es porque no pude despedirme personalmente. Es porque la muerte llego antes que su merced…

Siempre tuya…
Ana

Apri Plenilunio

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