A veces en la vida, nos encontramos con muchas
disyuntivas, como entre la de seguir haciendo algo que nos gusta sólo un poco
(o muy poco), perdiendo en su proceso algo de dignidad o renunciar a aquello y
buscar un mejor camino.
Nos detenemos a pensar en lo que queremos y lo
que podemos ser, porque no hay otra opción, porque es mejor conformarse, porque
es preferible hacer algo por lo menos, porque la situación social o económica a
nuestro al rededor no es favorable.
Vivimos en la presión de tener más y mejor,
pero muchas veces por ello, nos perdemos, dejamos que nuestra esencia cambie,
pero no un cambio enriquecedor, sino uno que nos lleva a dejar de ser quienes
somos, nos lleva a ser infieles con nosotros mismos. ¿Qué puede ser peor?
Nos zambullimos en la rutina, en el “no hay
otra opción”, mejor seguir a los demás, porque es más fácil tratar de ser
iguales al resto que ser diferentes, allí sí hay un reto, en la particularidad,
en la originalidad.
Apri Plenilunio
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