La neblina serpenteaba por todo
el bosque mientras pequeñas gotas caían desde el cielo, el frío se hacia cada
vez más fuerte a medida que la lluvia arreciaba, las nubes oscuras eran como
olas turbulentas golpeado las montañas, los relámpagos azotaban los cielos en
su furor y el viento susurraba oscuras melodías en aquella noche llena de
misterios, en lo profundo, entre árboles y arbustos, estaba ubicada una pequeña
cabaña, de la cual sus ventanas
golpeaban contra los marcos.
De repente, un grito angustioso
y desgarrador retumbo contra las paredes, la puerta principal fue abierta
bruscamente en tanto una persona cubierta por una capa salió corriendo para
enfrentarse a los elementos naturales que hacían de las suyas esa noche. Las
lágrimas se derramaban por aquellos ojos grises como nubes de tormenta
reflejando la que se desataba en su interior, mientras corría la capucha negra
que llevaba se cayó, dejando apreciar unos largos cabellos rizados del rico
color del chocolate sobre la cabeza
femenina.
Los pasos apresurados golpeaban
el agua de los charcos ocasionando un repiqueteo, mientras la lluvia se calmaba,
la neblina intentaba abrazar a aquella figura entre sus gélidos brazos, pero la
joven mujer se negaba a que se saliera con la suya, mientras su vos suplicante
salió en un susurro “Por favor, no…”
Pero era tarde, sus hermosos
ojos grises se abrieron de par en par horrorizada, mientras veía una escena que
le quebró el corazón en mil pedazos, el suelo del bosque estaba empapado por un
líquido rojizo, la joven negaba con la cabeza, mientras caía de rodillas al
piso en negación “No, no…” su shock era
evidente “¡Noo!” su grito resonó en la espesura del boque, su mano temblorosa
se acerco encontrándose con un espeso pelaje, sus dedos se enredaron en la sedosa
melena oscura.
Las lágrimas se deslizaron por
su rostro mientras ella tenía su mirada perdida en la nada, no se dio cuenta de
que la miraban desde los arbustos apuntándole con una escopeta, el gatillo fue
jalado, el disparo sonó profundamente y la bala hizo un silbido contra el
viento. Los ojos grises se clavaron en los marrones de su victimario, le
sostuvo la mirada en tanto la bala llegaba a su pecho, sin hacer ningún
esfuerzo por esquivarla “Te convertirás en lo que has querido destruir sin
razón y sin motivos, esa será tu maldición”. El sonido de un cuerpo cayendo con
sangre saliendo a borbotones desde su pecho hizo eco en la noche y en los oídos
del agresor.
Las nubes dieron pazo a la luna
llena, dejando ver una triste escena en la que diez lobos yacían sobre la
hierba muertos con sangre a su alrededor, unos ojos grises contemplaban a un
hombre dejando caer la escopeta con la que perpetro el hecho, observando como
abandonaba su forma humana y tomaba la de un lobo de pelaje marrón.
“Vagaras sólo hasta que pagues
por tus crimines” fueron las últimas palabras de la joven, que tomo la forma de
una loba blanca de ojos grises, la que dejo salir su último aliento, yaciendo
junto a su manada con la que gozo la bendición de la libertad en aquel bosque,
a quienes les haría compañía ahora en la muerte. La luna fue testigo del
aullido profundo y culpable del nuevo lobo que se lamentaba por su maldición.
Fin
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