Era una noche levemente
iluminada por la luna creciente, el aire frío soplaba de manera agradable, el
silencio no era absoluto gracias al canto de las criaturas que hacen vida en las
horas oscuras, en un sendero de tierra que se extendía a través de las calles a
las orillas del bosque, se podían escuchar los pasos de un hombre que buscaba
la oportunidad de adueñarse de lo ajeno, ante sus ojos castaños se presento una
mansión que parecía tendría a resguardo en sus paredes riquezas incalculables.
El hombre ávido por un buen
botín se acerco a su modo sigiloso a la propiedad, saboreando el éxito al notar
que no había ninguna luz encendida en el lugar y por lo tanto suponiendo que
ninguna persona estaría despierta allí, se regodeo en satisfacción cuando con
uno de sus trucos abrió la puerta principal, despacio se adentro en el recinto,
sus ojos brillaron ambiciosos al contemplar la riqueza del lugar y se dispuso a
sacar una bolsa para introducir todo lo que pudiese.
Ante si, se encontró con
candelabros de plata, obras de arte colgando de las paredes, vasijas de
culturas antiguas, pero lo que más llamo la atención del sujeto fue un brillo
dorado proveniente de un rincón de la estancia, el cual siguió como una
mariposa a la llama, camino lentamente acercándose al lugar del que provenía
aquel resplandor en tanto metía todo lo que le parecía de valor en su bolsa.
Luego de algunos pasos dio con una rendija en la pared de la que se escapaba la
luz dorada, con ansiedad se acerco, coloco sus manos en la madera, introdujo
sus dedos en la ranura y tiro, ocasionando que una puerta oculta se abriera.
Se escucho un jadeo de sorpresa
cuando el hombre entro en una estancia que sería el sueño de todo ladrón, el
piso estaba cubierto no sólo por monedas de oro, habían joyas, piedras
preciosas, cofres llenos de tesoros, tanto que parecía el hallazgo de un tesoro
pirata, con las manos temblando de la emoción y una sonrisa de satisfacción en
su rostro codicioso comenzó a tomar cuantas cosas pudo hasta llenar el saco,
pero cuando eso no le satisfizo también se dispuso a atestar sus bolsillos.
Estaba tan entretenido en su
labor que no escucho cuando la puertecilla secreta se cerró a causa de una
extraña brisa, la lluvia de monedas que se deslizaron desde una de las bolsas
de terciopelo que habían en el lugar, al fin llamo su atención, las llamas de
las velas que adornaban las paredes desde candeleros de oro bailaron de un
inexplicable modo amenazante, el hombre sintió de pronto un escalofrío y el
miedo que se metía debajo de su piel. Colocándose el saco sobre el hombro
decidió que era momento de emprender la retirada, a paso rápido se dirigió a la
entrada y nerviosamente puso su mano sobre la madera para abrir.
“¿Te vas tan pronto?” Escucho
una voz angelical a sus espaldas, sorprendentemente ese sonido lo hizo ponerse
en alerta, abrió la puerta y justo cuando iba a salir, una mano delicada se lo
impidió cerrándola de nuevo “No, no, no…” negó la dulce voz.
Ya sin poderse resistir el
hombre volteo, sus ojos se abrieron de par en par ante la belleza que tenía en
frente, piel de porcelana, cabello rubio en ondas, labios rojos e invitadores,
un cuerpo esbelto y curvilíneo, se detuvo tanto en aquellos detalles que no
presto atención a todos “Es de mala educación no mirar a la cara a quien te
habla” Regaño la mujer, obteniendo la atención del hombre a su rostro y por
tanto a sus ojos, un jadeo de miedo salió de la boca del sujeto al contemplar
las orbes sangrantes.
“Ahora que tengo tu atención
¿Pensabas que te saldrías con la tuya?” Esa voz melodiosa y suave fue más
amenazante que un grito de guerra, embargado de estupor el hombre bajo la
mirada mientras negaba con la cabeza “Yo… Yo pensé que no había nadie… Que
estaba… La casa…”
“¿Abandonada?” Ofreció la mujer
dejando salir de sus labios una risita tintineante “No trates de engañarme
pequeño humano” Con paso lento y seguro, como un felino ante su presa se
acerco, coloco su mano bajo el mentón del hombre para que la mirara a los ojos
“Huelo la mentira, como tu miedo y la alegría que sentiste cuando pensaste que
la casa estaba sola” negó con la cabeza causando que sus rizos dorados se
agitaran saltarines mientras reía burlona, el ladrón quiso desprenderse de
aquellos ojos rojos que lo tenían atrapado “Intentar huir no te servirá de
nada, estás atrapado” Murmuro la rubia cada vez más cerca del sujeto “Viniste a
robarme, pero ahora yo te robare la vida” halando los cabellos oscuros de su
presa inclino su cabeza dejando expuesto el cuello masculino, se inclino y
mordió, succionando el líquido vital de su victima, quien se debatía entre sus
brazos para liberarse, sin éxito alguno. El saco cayó al suelo, las monedas
repiquetearon, un grito reverbero amortiguado en el lugar y una risa cantarina
cerro la melodía final de un corazón que dejaba de latir.
Fin
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Su opinión es muy valiosa.
Por favor no se vayan sin comentar.
Gracias por su visita...
Apri Plenilunio