Aquella noche de luna nueva era
cálida, el cielo estaba despejado y las estrellas tintineantes daban un
espectáculo sobrecogedor, el viento suave removía las copas de los árboles de
aquel parque levemente iluminado por las farolas dejando ver los bancos, los
caminos empedrados que serpenteaban a través del césped, algunas maquinas de
ejercicios y juegos para niños, el silencio predominaba en el lugar, a penas
siendo atravesado por el canto de los grillos y el croar de las ranas desde un
estanque en la plazoleta central, donde unas vistosas carpas de colores nadaban
perezosamente.
La melodiosa sinfonía nocturna,
de repente fue rota por el sonido de pisadas sobre las hojas secas de los
árboles que cubrían algunas partes del camino y la grama verde bañada por
pequeñas gotas de rocío, un suspiro se deslizo en la brisa nocturna, el lugar parecía estar vacío, el ruido cambio al
de un par de tacones golpeando sobre las lozas del camino, unos ojos oscuros
observaron todo el lugar, buscando, las perfectas cejas se arquearon y los
labios femeninos mostraron una mueca de frustración, el pálido rostro estaba
enmarcado por un largo cabello cobrizo, el cual fue echado hacia atrás por una
delicada mano de dedos largos gráciles, un anillo de oro adornaba uno de los
dedos y las uñas largas estaban pintadas en rojo.
Se dio la vuelta entre
fastidiada y aliviada ocasionando que el largo abrigo negro se moviera con el
viento haciendo un sonido de fru-fru, en ese instante lo capto, el olor, una
fragancia de madera y almizcle, bañada por una insana excitación ante la
expectativa de realizar acciones dañinas, cerro los ojos concentrándose en el
aroma, su anterior postura relajada cambio, pasando a una furtiva, sintió como
sus glándulas salivales se activaron y se le hizo agua la boca, pestañeo
mostrando un brillo rojizo en sus pupilas, como una felina al asecho,
silenciosa, sigilosa, corrió hacia su presa sin hacer ningún sonido.
Un par de ojos grises abiertos
de par en par le dieron la bienvenida, ocasionando que una sonrisa maliciosa se
formara en sus labios rojos, le dio alcance a su presa, lo sujeto por los
hombros, el hombre de cabellos castaños se removió asombrado no sólo por el
repentino ataque, sino debido a la fuerza que poseía aquella que había pensado
como una frágil figura de mujer, fácil de someter -¿Tenías planes pequeño
humano?- Pregunto la seductora voz con un matiz dulce y amenazante a la vez, claro que el sujeto los había tenido, pero no
eran ideas agradables para una persona incauta, especialmente una mujer, que
anduviese a horas tan tardías de la noche por aquel lugar solitario, el hombre
no se atrevía a mirarla, algo en su fuero interno le advertía que no lo hiciera,
quizás su sentido de auto preservación.
Una profunda risa que hizo que
se estremeciera de pies a cabeza lo saco de sus cavilaciones, sintió el tacto
de la pequeña mano sujetarle con firmeza por el mentón obligándole a alzar la
cabeza, cerro los ojos como si quisiera protegerse de medusa para que no lo
convirtiera en una estatua de piedra –Abre los ojos- Ordeno la cautivadora voz
y no pudo resistirse, al obedecer se encontró con un hermoso rostro, al alzar
la mirada para ver más arriba, quedo atrapado en un par de ojos que parecían dos
rubíes brillantes –Oh, oh estropee tus planes- Murmuro en una disculpa burlona
la hermosa mujer –Lo siento- Un escalofrío lo hizo temblar, ella no lo sentía,
por supuesto que no, una sonrisa feral dejo ver los colmillos alargándose hasta
rozar los jugosos labios rojos, la rosada lengua acaricio las puntas afiladas –Haz
sido un chico malo- estableció en juguetona burla.
El hombre paso saliva emitiendo
un ruido sonoro y la sonrisa se amplio en el rostro femenino –No deberías tener
miedo- dijo con voz amenazadora –Haz hecho cosas peores a tus víctimas- los
ojos grises se abrieron como platos ¿Cómo
lo sabía? Se pregunto mentalmente sin ser capaz de emitir palabra, una
caricia en su rostro lo saco de sus pensamientos –Lo sé, lo sé… Sé lo que haz
hecho- Canturreo la mujer –Y te mereces esto- su tono de voz dulce cambio a uno
lleno de peligro -Te mereces más que
esto- le dijo tomando mechones castaños
en un puño, ejerciendo presión inclino la cabeza hacia un lado para dejar
expuesto el cuello, el sonido y la sensación de su profunda inhalación ocasiono
que el sujeto que aferraba entre sus brazos, se estremeciera de miedo.
-Sí, la mezcla perfecta-
Susurro la mujer sobre la piel expuesta tras lo que paso la lengua sobre la
zona –Pobrecillo humano perdido- chasqueo –Eres realmente un monstruo- Percibió
una mirada incrédula proveniente de su victima –Oh sí, no me mires así- Apretó
el agarre en el cuello arañando un poco con sus uñas –Yo sé de eso, así que…
Pequeño humano cruel ¿Acaso puedes quejarte de morir en mis brazos después de
lo que le hiciste a tus víctimas?- pregunto realizando una mueca de
incredulidad –Yo creo que no- Arrullo, se inclino de nuevo y clavo sus
colmillos en la piel, el hombre lucho, pero ella apretó su presa, de la que no
se pudo soltar y su grito hizo eco en todo el lugar. La dama de la noche bebió
aquel líquido rojo con gusto calmando su sed, si iba a cegar vidas humanas para calmar sus
ansias de sangre ¿Por qué no tomar la de aquellos monstruos que a su parecer
eran peor que ella? Violadores, pedófilos y afines.
Al sentir como los latidos se
hacían cada vez más lentos, que el corazón comenzaba a fallar, el leve
tamborileo, ya sin sangre para bombera, se detuvo y el último aliento broto de
aquellos labios, lo soltó, lo que ocasiono que el sonido del cuerpo al caer
sobre el césped resonara.
Limpiándose la boca mientras
una sonrisa pesarosa se formaba en sus labios, sintió la presencia de la muerte
a su lado, que venía a buscar a otra de sus victimas, pero nunca a ella. Hizo
una inclinación de cabeza respetuosa a la cegadora y tras recibir un
asentimiento de reconocimiento, se marcho del lugar, su cabello y abrigo
ondeando tras ella.
Fin
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Su opinión es muy valiosa.
Por favor no se vayan sin comentar.
Gracias por su visita...
Apri Plenilunio