Hora
a hora
segundo
a segundo,
¡todo
esto es absurdo!
desahuciada
mi alma absorta.
La
noche me escolta
soy
de otro mundo
y no
encajo en este tumulto,
en
solitaria caminata…
Ando
en medio de las sombras
ocultándome
de la ¿realidad?,
un
corazón condenado…
Abiertas
están mis venas
desperdiciándose
ese líquido de vitalidad,
un
último aliento desesperado.
Río
rojo liberado, deslizándose
sobre
las pálidas lozas,
húmedo,
espeso… Desgarrándose
la
piel suave, brota la sangre…
Y
susurra mi hálito final.
Apri Plenilunio
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