Miedos
Ya se daría la situación en la que debería demostrarle que puedo vivir entre hombres sin que me den ganas de matar para saciar mi sed, ya que podría hacerlo de otra manera, que se yo matando animales, eso fue lo que comprendí una noche en la que…
Era una noche en la que el cielo estaba despejado y se veía la luna creciente en lo alto, así como las estrellas, hacia calor y yo tenia sed… Había seguido a Ania durante varias horas, en tanto ella hacia su trabajo buscando al lobo Lowf, pero me detuve un rato en un callejón oscuro pensando en como saciaría mi sed y la deje ir sola… Preferí estar lejos de ella porque no podía contener mi sed, hasta que vi pasar un transeúnte en la calle, sentí como mis instintos me controlaban para atacarlo, sentía la bestia que llevaba dentro gritando por salir y un frenesí por la sangre de aquel individuo… Cuando paso frente al callejón lo jale desde las sombras hacia mí y estando dispuesto a morderlo apareció Ania tras de mi con su espada en mi cuello, -¡Suéltalo!- me dijo ella, solté al hombre… Ania le dijo -¡Corre, desaparece de aquí!- Y el hombre huyo despavorido del lugar, ante mis ojos que se tornaron verdes brillantes, retrocedí ante ella, no quería lastimarla y mi sed me enloquecía -¿Qué crees que haces?- Me dice ella con gesto de preocupación y enfado a la vez –Sólo quería beber- le dije en tono sarcástico y fuera de mi volteando hacia ella, -¡Contrólate!- me dijo al ver mis ojos y mis colmillos, vi que su mano tembló por un momento y su espada se inclino un poco pero fue algo fugaz, -¡No quiero dañarte!- me dijo con angustia en su voz yo le respondí –Ten cuidado por que tal vez yo si- ella dio unos pasos hacia atrás, estábamos en un baile del cual no se veía una salida fácil. Yo tenía mucha sed de sangre, ella no permitiría que lastimara a nadie y se defendería.
En ese momento escuché como algo se acerca velozmente, salto sobre Ania y me abalanzo sobre un lobo transformado era Lowf, deje ver mis colmillos y sonreí, tal como hacían aquellos vampiros que en una ocasión enfrente junto a Ania, -Que oportuno- fueron las palabras que pude decir antes de encajar mis colmillos en su cuello, Ania sólo se quedo mirando la escena un tanto asombrada, porque el lobo era muy poderoso, pero no para mi sed… Sacie mis sed y ella se acerco sigilosamente hacia mi, me puse en pie dejando caer el cuerpo sin vida del lobo, ella aunque sorprendida estaba cautelosa, yo limpie la sangre del asqueroso lobo que quedo en mi boca, luego voltee a verla a ella y dije volviendo en mi… -¿Te encuentras bien?- ella no me respondió, paso junto a mi, le corto la cabeza al lobo, limpio y guardo su espada, luego se acerco a mi, me miro directamente a los ojos muy seria y dijo –Realmente espero que no se repita un ataque a un humano o aunque se me parta el corazón, no tendré mas remedio que…- no fue capas de terminar la frase así que yo agregue –¿Matarme?- ella agacho la mirada y dijo débilmente –Si tendré que ma… matarte- yo coloco mi mano en su barbilla, levanto su rostro, la miro fijamente y le digo –No te preocupes, porque eso no pasara- Ania me ve fijamente a los ojos su mirada tenia dudas y reflejaba temor, eso me sorprendió un poco y agregue –Pero, si intento lastimarte, no dudes en usar tu espada para asesinarme- sus ojos cafés se posan fijamente en mi, descubrí su peor temor y era el quitarme la “vida” a mi… Pero no me importaba en lo absoluto morir bajo su espada con tal de poder estar con ella… El miedo no acepta escusas y en mis venas circulaba la sangre de dos especies asesinas, mi miedo lastimar a Ania, el suyo matarme a mi… Ambos estábamos huyendo de nuestras naturalezas, por una locura llamada “amor”…
Continuara…
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